By John Reed, Profesor de Investigación y Jefe Científico - Instituto Oceanográfico Harbor Branch, Florida Atlantic University
17 de mayo de 2017
A las 4:00 a.m. del 16 de mayo, 30 horas después de zarpar desde Miami, me despierto mientras escucho desacelerar los motores. Miro por la portilla de mi camarote y veo un mar reluciente a la luz de la Luna y, en la distancia, los edificios altos de La Habana.
A las 8:00 a.m. los prácticos del puerto nos guían a adentrarnos en el puerto de La Habana. Más tarde en el día, los científicos cubanos participantes en la primera etapa, llegó a bordo.
Después de nuestros saludos y la sesión informativa ofrecida por el capitán, revisamos nuestros planes científicos y propusimos sitios para el buceo. Seleccionamos primeramente sitios de buceo ubicados dentro o fuera de áreas marinas protegidas y santuarios marinos nacionales como Guanahacabibes, y poco conocidos arrecifes de aguas poco profundas que los científicos cubanos han estado monitoreando durante años. En cuba y el 25% de su hábitat marino costero está designado como Areas Marinas Protegidas (MPAs, segón sus siglas en inglés). La mayoría de los científicos cubanos que vinieron a bordo están trabajando y estudiando activamente estas áreas. En la primera etapa del viaje, tenemos científicos que están estudiando corales, esponjas, algas, peces y oceanografía.
Alrededor de la 1:00 p.m . al día siguiente, nos dirigimos hacia el mar, a nuestro primer sitio de buceo a una distancia de cerca de 20 millas. Cuando pasamos por la boya del mar, nos alcanzó algo más que una fresca brisa, un vigoroso viento de 20 nudos y olas de 5 a 6 pies de altura. Seguimos adelante y preparamos el vehículo no tripulado (ROV, según sus siglas en inglés) para la inmersión planificada para 150 metros de profundidad, y configuramos nuestras estaciones científicas para grabar los datos de videos/fotos del ROV. Pero al llegar al lugar, nos dimos cuenta de que no iba a ser precisamente ese el día. Demasiado agitado y ventoso para lanzar el ROV. ¡Oh, está bien! Esto ha ocurrido muchas veces en mis 42 años de carrera como biólogo marino - ¡la naturaleza siempre triunfa! Esta noche estamos navegando lentamente hacia nuestro siguiente sitio de inmersión, 50 millas al oeste y esperemos que sin viento.